Una identidad elegida tras una infancia marcada por la violencia: autorizan que un joven lleve el apellido materno

Desde muy chico, convivió con episodios de violencia intrafamiliar. El maltrato de su padre hacia su madre marcó su infancia y adolescencia de manera permanente. La madre puso fin a esa relación, y el joven decidió adoptar el apellido que lo representa.

A lo largo de su vida, no logró establecer ningún tipo de vínculo afectivo ni personal con su progenitor. Con el paso del tiempo, el padre violento no manifestó interés en construir una relación con su hijo.

Un fallo del Juzgado de Familia de Luis Beltrán resolvió suprimir el apellido paterno y reemplazarlo por el de la madre. La partida de nacimiento será rectificada.

En la demanda, el joven explicó a la jueza que su madre siempre fue la responsable de su cuidado y del de sus hermanos. Además, expresó que desde la infancia se identifica con el apellido materno, y que así lo reconocen sus familiares.

La jueza, además de considerar los fundamentos y el informe psicopedagógico, tuvo en cuenta la conducta procesal del progenitor. Este se presentó, pero no se opuso a la petición. “Me permite inferir su total desinterés respecto de lo requerido por su hijo”, argumentó.

Indicó que el cambio de apellido vincula adecuadamente el nombre con la identidad dinámica del joven, con incidencia directa en su entorno social y cultural. También recordó que esta decisión no afecta el vínculo filiatorio, conservando todos los derechos y deberes legales correspondientes.

De este modo, el juzgado consideró acreditada la petición del joven. El cambio de nombre o apellido solo procede si existen justos motivos, a criterio del juzgado. Entre estos se encuentra, de acuerdo con las particularidades del caso, la afectación de la personalidad de la persona interesada