La temporada alta 2024 recién iniciaba en Bariloche y tres hermanos decidieron pedir un helado en una reconocida chocolatería del centro de la ciudad. Era julio y la nieve pintaba de blanco casi todo. Unos minutos antes, una jueza de Familia había dispuesto una mesa para llevar adelante una audiencia, pero esta vez bajo otra modalidad: fuera del juzgado. Los convocaba una importante razón y era ser escuchados antes de resolver la adopción.
Habitualmente, la escucha de niños, niñas y adolescentes se concreta en el juzgado, pero esta vez fue diferente: los hermanos no querían volver a declarar en una oficina y fueron ellos, con el apoyo y colaboración de los defensores oficiales, quienes eligieron el lugar: una cafetería del centro de Bariloche, en el corazón de la ciudad.
La jueza, acompañada por la Defensora de Menores y los abogados de los niños, destacó que la experiencia fue maravillosa en varios aspectos. Especialmente porque fue distendido, pudieron expresarse con soltura, mucho mayor a la que presentaron en el Juzgado.
Incluso, y a pesar del sonido ambiente o distractores del lugar público, existió una profunda conexión para abordar los aspectos que convocaban la escucha. Mientras a su alrededor, los clientes de la cafetería seguían con sus conversaciones sin advertir que en esa misma mesa se desarrollaba un acto tan significativo para esas infancias.
El Poder Judicial tiene una Guía de Buenas Prácticas para la escucha de niños, niñas y adolescentes que contempla la posibilidad de escucha en otro ámbito donde se sientan seguros y cómodos, fuera de los juzgados convencionales.
La inédita experiencia en Río Negro importó adaptar el proceso a las necesidades de la infancia. La escucha activa y los informes de integración en el grupo familiar, elaborados por el Equipo Técnico Interdisciplinario, fueron fundamentales. Este acompañamiento durante todo el proceso de guarda preadoptiva posibilitó que la jueza dispusiera otorgar la adopción.