Un mecánico y conductor de maquinaria pesada sufrió varias lesiones cuando volcó el camión que manejaba por la Línea Sur. En pleno invierno, el camión con 20 toneladas de sal que llevaba desde la Salina del Gualicho hasta Bariloche se tumbó en un sector donde estaban reparando la Ruta Nacional 23, a la altura de Clemente Onelli. Aquellos golpes no sólo le causaron lesiones nuevas en una rodilla y en los hombros, sino que reavivaron los padecimientos físicos que el hombre había acumulado durante más de 30 años de trabajo en Vialidad Rionegrina.
El trabajador tenía 57 años al momento del último accidente, y si bien recibió curaciones y tratamientos de la ART por las lesiones del vuelco, el hombre presentó una demanda para que el cúmulo de dolencias sea reconocido en conjunto como una enfermedad laboral. Un fallo de la Cámara Laboral Segunda le reconoció una incapacidad laboral parcial y permanente del 28,70% y ordenó a la ART Horizonte el pago de una indemnización integral.
En el expediente el hombre describió que una vez retuvo con sus manos un tanque de 200 litros que se le caía encima, que en otra ocasión se fracturó un dedo de la mano, que sufrió problemas intestinales por el trajín de los camiones por los caminos sinuosos, que se le formó una hernia por un esfuerzo físico excesivo, que tiene hernias de disco y rigidez en la columna y que nunca pudo superar los dolores en la rodilla y en el hombro que se desgarró cuando volcó en Onelli.
Tanto él como sus compañeros de tareas describieron la tremenda exigencia física que demanda el trabajo en Viarse, principalmente relacionada con el trazado y mantenimiento de rutas y con la reparación de maquinaria de gran porte. Además, el hombre contó que siempre le asignaban las tareas que requerían mayor esfuerzo porque mide dos metros de altura y era el más corpulento del equipo.
Durante más de dos décadas trabajó como mecánico. Debía acudir a reparar la maquinaria donde fuera que quedara averiada, usando herramientas de mano muy pesadas, bajo cualquier tipo de condición climática y durmiendo en casillas a la vera de la ruta. Eso le causó fuertes dolores lumbares y problemas posturales.
Para evitar que su salud se siguiera agravando, el hombre pasó a desempeñarse como chofer. Pero la tarea no era mucho más liviana. “Los caminos son malos, dan ganas de bajarse y seguir caminando. El cuerpo te duele todo”, describió otro conductor de la empresa provincial de vialidad.
Fue en esa labor cuando volcó el camión en la Ruta 23: se lastimó una rodilla, tuvo que ser operado de menisco y sufrió tendinitis en los dos hombros, aunque uno resultó más afectado por una rotura completa de tendón. Luego se agravaron los viejos dolores en la columna por las hernias de disco.
Pericia médica
El perito médico dictaminó que “el estado general del paciente es malo, imposibilitado para sus tareas habituales”, y enumeró las afectaciones de la columna vertebral, las secuela de una fractura, la rectificación de la lordosis cervical, las hernias de disco, la disfunción de la rodilla izquierda y el problema más doloroso, en el hombro derecho.
En el fallo se analizó la categoría de “enfermedad – accidente” y se reconoció el origen laboral de las afecciones de salud del hombre. “En tales condiciones resulta materia comprobada que el accionante tiene una incapacidad laboral parcial y permanente”, concluyó la Cámara Laboral.