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Repararán los daños en una vivienda tras un acuerdo alcanzado en mediación

Una mañana de noviembre, dos personas decidieron resolver un problema que alteraba la tranquilidad de su vida cotidiana. La causa fue una pérdida de agua que, con el tiempo, produjo daños en una vivienda y tensiones entre quienes vivían al lado. La situación derivó en una instancia de mediación que es uno de los dispositivos que prevé el Poder Judicial para la autocomposición de conflictos.

Como en todo proceso patrimonial vinculado a daños y perjuicios, antes de iniciar un juicio se habilitó una etapa de mediación prejudicial obligatoria. La audiencia se fijó en uno de los Centros Integrales de Métodos Autocompositivos de Resolución de Conflictos (Cimarc) del Alto Valle. Intervino un mediador y ambas partes estuvieron representadas por abogados particulares.

En ese ámbito, el rol del mediador resultó central. Su tarea consistió en favorecer la comunicación entre las partes, ordenar el intercambio y sostener un ambiente de diálogo seguro. Desde esa función facilitadora, promovió que cada persona pudiera expresar con confianza lo que vivía en la situación, escuchar a la otra y explorar alternativas de solución. La metodología de trabajo en mediación se apoyó en el protagonismo de las partes, el diálogo directo y la construcción conjunta de acuerdos.

Todo comenzó con una filtración. Una de las personas notó humedad en su casa y, tras distintas gestiones, atribuyó el origen del problema a la vivienda vecina. Las consecuencias no se limitaron a lo visible: los daños afectaron muros, techos y cañerías.

Con el paso de los días, la convivencia se volvió difícil. Lo que parecía un problema doméstico tomó la forma de un reclamo formal. En la audiencia, las personas involucradas plantearon sus posiciones y buscaron una salida consensuada.

Durante el encuentro, acordaron una serie de acciones. Quien generó el daño se comprometió a iniciar trabajos en su propia vivienda para reemplazar cañerías deterioradas. Esa etapa deberá completarse en un plazo de siete días hábiles. Una vez finalizada, comenzarán las reparaciones en la vivienda afectada.

El acuerdo incluyó tareas de albañilería, plomería y limpieza, además del retiro de escombros. Las reparaciones se realizarán todos los días en horario matutino, hasta concluir. La parte responsable se hará cargo de todos los costos vinculados, incluyendo materiales y mano de obra.

Ambas personas aceptaron los términos para cerrar la intervención del Cimarc. El caso no siguió su curso por la vía judicial. Quedó resuelto en ese espacio de diálogo, donde lo prioritario fue reparar lo que se rompió, tanto en las viviendas como en el vínculo cotidiano entre vecinos.