Una mujer especialista en belleza realizaba una sesión de depilación definitiva cuando se le cayó el cabezal de la máquina. Al intentar continuar con la rutina, notó que el aparato había dejado de emitir disparos de luz. El centro de estética suspendió los turnos y las clientas no pudieron continuar con sus tratamientos de eliminación del vello.
El equipo estaba asegurado, pero la compañía se negó a cubrir la totalidad de la reparación. El Juzgado Civil de Villa Regina ordenó a la aseguradora pagarle a la esteticista el costo total y los intereses correspondientes por la reparación del equipo láser. Consideró que la póliza estaba vigente y que la máquina depiladora es una herramienta de trabajo.
Por recomendación del proveedor, la mujer reparó el equipo en Córdoba. Debido a las demoras de la aseguradora, afrontó todos los gastos. El equipo contaba con una póliza de seguro contra todo riesgo.
Luego de varios trámites y comunicaciones virtuales, la compañía informó que cubriría solo un pequeño porcentaje de los gastos. La mujer rechazó la propuesta e intimó al pago. Ante la falta de respuesta, inició una demanda.
La aseguradora alegó la caducidad de los derechos, afirmando que la mujer no había cumplido con el pago de la franquicia pactada en la póliza. La jueza destacó que este argumento no fue planteado durante la etapa administrativa previa y descartó esa defensa.
Concluyó que la indemnización era procedente y que la aseguradora debía asumir el costo de la reparación de la máquina depiladora. Resolvió el caso conforme a la Ley de Seguros y a las obligaciones estipuladas en la póliza que vinculaba a ambas partes.